Las enfermedades cardiovasculares (infarto de miocardio, ictus) suponen la primera causa muerte en nuestro medio y por ello es fundamental conocer (para mejorar) los factores que la desencadenan. El estilo de vida es básico: evitar la obesidad realizando ejercicio físico habitual y adoptando una dieta saludable es la mejor arma preventiva. A esto es clave añadir la ausencia de hábitos nocivos donde el tabaco es el más habitual en nuestro medio. Con el tabaquismo no hay término medio: lo mejor es no fumar nada ya que cualquier dosis es perjudicial. Los otros factores son la hipertensión arterial, diabetes e hipercolesterolemia, muchas veces asociados a la obesidad. Las recomendaciones previas son también aplicables para controlarlos pero en ocasiones es preciso tratamiento farmacológico. Debe saberse que en los últimos 25 años hemos disminuido la mortalidad de las enfermedades cardiovasculares y este beneficio se ha conseguido en su mayor parte por la prevención (más que con el propio tratamiento de la enfermedad cuando está instaurada). La buena noticia es que todavía queda mucho margen de mejora en la prevención y por ello la coordinación paciente-cardiólogo es vital.
El cardiólogo es el médico especialista con mayor conocimiento de las enfermedades cardiovasculares y es su interlocutor más válido en este campo. Si Vd se encuentra sano pero quiere evaluar su riesgo cardiovascular o quiere optimizar el control de alguno de los factores de riesgo, el cardiólogo le será de ayuda y su visión siempre irá dirigida a prolongar la cantidad y la calidad de vida libre de enfermedades cardiovasculares. Si Vd padece o cree padecer alguna enfermedad cardiovascular el cardiólogo realizará un diagnóstico y tratamiento precisos utilizando para ello todas las herramientas, básicas o avanzadas, que su caso precise.